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¿Es el LiFi una alternativa real al WiFi?

Los sistemas LiFi emplean la luz visible para transmitir datos a gran velocidad y sortear las interferencias con otros dispositivos

¿Es posible conectarse a internet con tan solo encender la luz? Con LiFi, un sistema de transmisión de datos basado en la luz visible, la respuesta es un sí rotundo. Pero, ¿qué ventajas e inconvenientes presenta esta solución con respecto al WiFi? ¿Podría relegar a los routers al pasado? ¿Cuáles son sus aplicaciones reales?

Para entender en qué consiste el LiFi es necesario remontarse al año 2011, cuando Harold Haas, profesor de la Universidad de Edimburgo, mencionó este término por primera vez. El ingeniero presentó la tecnología LiFi (un acrónimo de Light Fidelity) en una TED Talk, dando a conocer al mundo un nuevo sistema de comunicaciones inalámbricas que sustituía las ondas de radio por la luz visible o VLC (Visible Light Communication). Nacía, así, un rival para el WiFi.

Más de una década después, su desarrollo continúa viento en popa. A mediados del 2023, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos aprobó el primer estándar LiFi: IEEE 802.11BB. No obstante, esta solución todavía no se ha asentado de manera definitiva en la sociedad. ¿Por qué?

¿Cómo funciona el LiFi?

Para comprender el motivo por el que el LiFi no ha logrado introducirse en el día a día de los ciudadanos y empresas resulta indispensable conocer su funcionamiento y, más concretamente, la respuesta a una pregunta clave: ¿cómo puede la luz transmitir datos?

El LiFi se basa en la alteración de la frecuencia de la luz visible, es decir, aquella que se halla entre los 400 y los 800 THz. Para ello, se emplean bombillas LED que, en función de los datos que reciben del codificador (el aparato al que llega la señal de internet), se encienden y se apagan a una velocidad completamente imperceptible para el ojo humano.

Este parpadeo, sin embargo, sí que es percibido por un fotorreceptor, que deberá estar conectado al dispositivo del usuario final. Gracias a este fotorreceptor, el teléfono móvil o el ordenador pueden interpretar los datos de la bombilla y, en consecuencia, conectarse a la red.

Inicialmente, el investigador alemán anunció en su charla que la velocidad del LiFi podría rondar los 10 Mbps. No obstante, durante los años posteriores se han llevado a cabo pruebas con rayos infrarrojos que dejan esta cifra muy atrás.

En la Universidad de Eindhoven se consiguió elevar la velocidad de descarga hasta los 42,8 Gbps utilizando antenas situadas a una distancia de dos metros y medio. En las pruebas de laboratorio, la velocidad se incrementó todavía más, alcanzando la marca de 224 Gbps. Con todo, las soluciones que se comercializan en el mercado actualmente varían entre los 600 Mbps o el 1 Gbps.

Ventajas del LiFi

La velocidad es, sin duda, una de las ventajas más atractivas del LiFi. Según los datos recopilados por High Speed Internet, la velocidad promedio de internet en Estados Unidos es de 42,86 Mbps. El LiFi, como acabamos de ver, supera con creces esta cifra, por lo que podría ser una solución interesante cuando la rapidez es una prioridad.

Hay otro aspecto fundamental: el coste. ¿Cómo repercute el LiFi en la cartera? ¿Es asequible para todos los bolsillos? Por lo general, la implementación de estos sistemas no es extremadamente cara, ya que basta con incorporar el equipamiento a las bombillas LED y añadir el fotorreceptor a los dispositivos electrónicos. Además, su consumo energético no es muy elevado.

Por otra parte, su accesibilidad es notablemente superior a la del WiFi. Cualquier luminaria, si está armada con un emisor LiFi, podría permitir cualquiera conectarse a internet.

Asimismo, el LiFi también pone solución a uno de los inconvenientes más comunes del WiFi: las interferencias. Las conexiones WiFi se acumulan en las bandas de 2,4 GHz, 5 GHz y 6 GHz, dando lugar a problemas de conexión, puesto que el espectro radioeléctrico está cada vez más saturado.

El LiFi puede emitir en muchas más longitudes de onda, evitando esta superposición, incrementando el volumen de datos que se pueden enviar al mismo tiempo y diciendo adiós a las interferencias con otros dispositivos.

¿Y qué hay de la seguridad? Esta también aumenta de modo sustancial. ¿Por qué? Las ondas de radio atraviesan los obstáculos como las paredes, aunque sean opacas. La luz no. Esto refuerza notablemente las barreras de protección, ya que los intrusos no podrán espiar las comunicaciones a través de las paredes. Si no hay acceso directo a la luz, no hay conexión. Por este motivo, el LiFi puede ser una alternativa ideal para aquellas compañías u organizaciones que manejan información confidencial o datos sensibles de sus clientes o empleados.

Por último, es importante mencionar otro de los mayores puntos fuertes del LiFi. Y es que este sistema podría llevar internet a aquellos lugares en los que actualmente no es posible contar con conexión a la red. Las ondas del WiFi interfieren con las comunicaciones por radio como, por ejemplo, las de los barcos o aviones. Esto no sucede con la luz. El LiFi, por tanto, podría ser una solución muy útil para conectarse a internet durante los vuelos o en las áreas más sensibles de los hospitales.

Desventajas del LiFi

Pero todas las monedas tienen dos caras. El LiFi también entraña una serie de inconvenientes que podrían disuadir a los usuarios o a las empresas de su uso.

Para comenzar, su alcance es muy limitado. El dispositivo final tiene que recibir la luz de modo directo, sin ningún tipo de obstáculos. Esto provoca que, como mencionamos anteriormente, el LiFi no sea capaz de sortear paredes. Una ventaja desde el punto de vista de la seguridad de la información, pero una desventaja cuando se tiene en cuenta la usabilidad. Y su rango de cobertura es muy inferior al del WiFi, ya que no suele superar los diez metros, lo que hace que los usuarios apenas se puedan desplazar.

Además, sin luz no hay conexión. Por tanto, hay que estar iluminando de forma continua la zona en la que se desea tener acceso a internet. Y cuando se trata de un hogar o de una oficina de grandes dimensiones, será necesario instalar un gran número de bombillas emisoras para dotar de conexión a todas las áreas.

La sensibilidad de este sistema es otro de sus puntos débiles. Cualquier objeto u obstáculo que interfiera físicamente con el fotorreceptor, como poner una mano encima o pasar por delante de la luz, podría dar pie a una disminución de la velocidad o, incluso, a un corte de la conexión.

Esto obliga a tener los dispositivos en constante exposición a la luz. Algo bastante sencillo cuando se trata de ordenadores. Pero, ¿qué sucede con los teléfonos móviles? Gran parte del tiempo, estos se encuentran en bolsos o bolsillos, impidiendo a sus fotorreceptores captar la luz y, por consiguiente, sin conexión a la red.

¿Un rival digno del WiFi?

Tras poner en una balanza los beneficios y las limitaciones del LiFi, surgen varias preguntas decisivas: ¿podría suponer una amenaza para el WiFi? ¿Se producirá en el futuro un trasvase de usuarios del uno al otro? ¿Qué solución es más ventajosa?

Todo depende del punto de vista desde el que se contemple. En lo referido a especificaciones técnicas, el LiFi deja muy atrás al WiFi. Es más rápido, más seguro y genera menos interferencias con otros dispositivos.

Pero en lo referido a experiencia de usuario, la diferencia entre ambos es muy notoria. En este caso, a favor del WiFi. Y es que el alcance del LiFi es más reducido, su capacidad de sortear obstáculos es más limitada y los internautas deben estar permanentemente expuestos a la luz.

Estas son, precisamente, algunas de las razones por las que su uso no se ha expandido a gran escala. Es una tecnología relativamente nueva, con poco más de una década de existencia, y su uso todavía no resulta práctico para los ciudadanos de a pie.

No obstante, los propios desarrolladores de este sistema son conscientes de sus limitaciones. Por este motivo, sus aplicaciones actuales están más orientadas a entornos muy específicos, como los aviones o los hospitales.

Por el momento, el LiFi no aspira a estar presente en todos los hogares u oficinas que, al menos en un futuro cercano, seguirán empleando los routers y la tecnología WiFi para conectarse a internet.